martes, 17 de mayo de 2011

La economía que viene y el gran desafío que tenemos los argentinos

Los argentinos vivimos presos de las grandes oscilaciones de la economía local y lamentablemente, no podemos relajarnos, ya que este dilema nos acosa cada 6 años aproximadamente.  ¿Por qué no podemos ser un país previsible y estable? Es una muy buena pregunta, en este post le damos algunas razones de nuestro fracaso como país.

Argentina vive del cortoplacismo que nos imponen tanto empresarios como políticos, cada cuatro años barajamos las cartas de nuevo y tenemos un nuevo gobierno con otros jugadores, lo que se hizo bien, tanto ideas como proyectos en los cuatro años anteriores, se borra y se descarta, perdiéndose todo lo que se construyó en ese tiempo.

El gobierno de los Kirchner es una salvedad que va por los ocho años. Analizando bien a fondo sólo los primeros 5 años de gestión, vemos que se basaron en los siguientes pilares con muy buenos fundamentos: 1) inflación entre 4 y 6 % anual; 2. dólar “planchado” y controlado; 3. gran superávit fiscal; y, 4. control del gasto público. Tal vez sólo le falto emplear a una gran masa de personas que todavía hoy se encuentran en niveles de precariedad, viviendo de los planes sociales y subsidios; sumado a una gran parte de la gente que trabaja en negro, con las consecuencias que esto conlleva, como por ejemplo no tener aumentos de sueldo que si tienen los empleados que están en blanco.

En los primeros años del gobierno de Néstor Kirchner, más precisamente desde el año 2004, el país crecía con estabilidad. Grandes sectores fueron creciendo de manera sostenida; los bancos luchaban por convencer a la población para que vuelva a confiar en ellos, confianza que se fue logrando recién unos años después. En esos años todo estaba controlado por el presidente Néstor Kirchner, a quien nadie le doblegaba el brazo; y quien mantenía a todos los sectores en una discusión que nunca llegaba a mayores, como ser: empresarios, sindicatos, empleados y sus reclamos salariales.

Probablemente si Néstor Kirchner siguiera con vida, muchos de los reclamos descontrolados que se viven hoy no se concretarían. Lamentablemente, el mandato de la Sra. presidenta ha sido más conflictivo; se tuvo que atravesar momentos muy difíciles, por ejemplo, el empecinamiento de la pelea con el campo que es y será uno de los sectores que más aportan a la recaudación, cosa que el gobierno sabe muy bien.

Otro de los grandes problemas que soportó el gobierno de Cristina fue la recesión mundial del año 2007, saliendo airoso por los fundamentos que tenía la economía en ese momento. En este último tiempo la pelea del gobierno se trasladó a otro sector: el empresariado, y, principalmente a las empresas que cotizan en bolsa, modificando el porcentaje que estaba establecido para el ingreso de nuevos directores, poniéndose, de esta manera, en contra al mercado de capitales y asustando a gran parte de los grandes y pequeños inversores, haciendo que el volumen de operaciones se reduzca notablemente pasando de 80 millones diarios a 25 millones. 

Sin ninguna duda ambos gobiernos se mostraron y se hicieron fuertes confrontando continuamente contra los actores que ellos consideran que no están dentro de su proyecto o modelo diseñado.

Sería más que interesante que todos los argentinos nos sentáramos en la misma mesa, discutiendo y consensuando de una vez por todas qué Argentina queremos de acá a 20 años; y, asuma quien asuma, continúe esa línea sin desviarse del proyecto trazado. Crear un esquema que se cumpla a rajatabla, agregando, de a poco, valor agregado a dicha estructura en pos de un país en donde todos formemos parte de un proyecto, en donde crezcamos en forma sostenida, pero con estabilidad y madurez, cumpliendo los contratos y no modificando las leyes continuamente, haciendo de ello una imprevisibilidad tal que ninguna de las partes sabe cuáles serán las reglas que regirán mañana.

Si los argentinos generamos esa confianza mostrando un país en crecimiento con madurez y reglas claras, abriendo las fronteras a inversiones productivas, y, además cuidando la industria nacional. Seguramente el mundo nos miraría de otra manera y, grandes inversiones posarían los ojos en un país que tiene todo para crecer.

Hoy vivimos presos de los sindicatos, que tienen mucho poder y que lo utilizan para extorsionar a las empresas con piquetes y cortes de ruta, generando caos en todo el país, todos perdemos por la imposición y el grado de agresividad que han generado estos señores en gran parte de la Argentina. El gasto que esto genera es enorme y no se puede recuperar, esto hace daño a todos los actores de la economía, se está jugando con fuego: los piquetes a las grandes empresas pueden llegar a un límite tal que estas compañías podrían decidir migrar hacia otros países con reglas claras y sin extorsiones ni piquetes.

Gran parte de las variables que tenía la Argentina entre el año 2004/2007 hoy están  muy deterioradas. Hoy tenemos un dólar subiendo de a poco pero constantemente, un enorme gasto público, una fuerte reducción del superavit fiscal, una inflación que se mueve hace ya unos años entre el 24 % y el 29 %. Además todos los días nos desayunamos con una nueva extorsión de los sindicatos más poderosos mediante bloqueos de las plantas productoras de distintos servicios y productos.

Por ende se ha instalado en todo el país esa manera de “apretar” a las empresas para exigir aumentos salariales, y por último el avance del Estado hacia a las empresas que cotizan en bolsa por un DNU. Todas las variables se encuentran desmadradas y sin vista de una pronta solución. Me parece que el gobierno actual, o el que venga, tendría que poner en orden todos estos temas que tanto nos perjudican a todos los argentinos que trabajamos y queremos vivir en paz y armonía.

De una vez por todas acabemos con las peleas entre políticos y empresarios y hagamos un gran país con proyección y grandeza. Lo merecemos.

Hernán Brito
Asesor financiero bursátil
Director fundador de Think Business

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