Todo indica que en octubre gana el oficialismo por varios motivos y variables que hoy existen en la Argentina. Primero, no hay candidato en toda la oposición. Segundo, sectores creciendo y viviendo un alza en sus ventas que hace tiempo no tenían; clase media y media alta consumiendo de manera casi compulsiva aprovechando los importantes descuentos y financiaciones que hoy otorgan los bancos y comercios; planes y subsidios a personas sin trabajo que, por ende, no tienen otra opción que votar al oficialismo.
Entonces, hoy podemos confirmar un triunfo casi indiscutido del oficialismo en primera vuelta.
Esto hace que gran parte de los argentinos vivan un excelente momento de consumo y acceso a muchas cosas que antes no accedían.
En este contexto, muchas personas con quienes conversamos habitualmente, defienden la situación de una manera muy particular, sin dar permiso a sugerencias, por ejemplo, de prudencia a la hora de tomar nuevas decisiones. Miran para otro lado como si tuvieran los ojos vendados, como si no quisieran ver lo que está sucediendo.
Es necesario que pensemos en que la economía puede virar hacia una mayor inflación e incremento de nuestros gastos fijos de manera importante. Debemos estar atentos a las deudas y obligaciones contraídas para evitar que “nos agarre mal parados” si se modifican algunos parámetros como ser la suba de intereses o una gran devaluación del dólar.
Hay que ser precavidos y pensar en ahorrar, en si podemos o no seguir comprando en cuotas interminables que terminan erosionando nuestros bolsillos haciendo que nuestra economía “se ate de pies y manos” por unos cuantos años sin poder realizar inversión alguna.
Me pregunto: ¿qué sucedería si el dólar subiera a $ 5 y el costo del dinero ascendiera unos cuantos puntos? Evidentemente sufrirían de manera importante todos los deudores, tanto de tarjetas de crédito como los que han obtenido préstamos personales.
Las variables que se modificaron son estas:
· Fuerte aumento del gasto público.
· Inflación: pasó del 6 % en 2006 al 24 % en 2011.
· El gobierno usa fondos del Anses y del BCRA para cumplir con sus obligaciones.
· El dólar en constante crecimiento
· Superávit fiscal: es probable que a fin de año no lo tengamos.
· Confrontación con las empresas cotizantes en bolsa impulsando el control del estado mediante directores propios.
· Pelea Moyano y el gobierno
Todo lo nombrado, se agregó o se modificó sustancialmente haciendo que nuestra economía entrará en una etapa en donde necesitará un ajuste en varias áreas para llevar adelante una economía un poco más distendida.
Conclusión
Todos estamos en este barco, en el que, hace unos años, navegábamos más tranquilos. Es por ello que pregonamos y marcamos dónde están los cambios que se fueron produciendo durante los últimos años para que se tome nota y se empiece a tratar de volver a la economía que tuvimos entre los años 2003 y 2007 en donde las variables nombradas anteriormente poseían una gran solidez que es la que hoy buscamos todos para seguir creciendo pero de manera ordenada y estable.
Está bien que votemos la continuidad pero, el programa diseñado necesita retoques que, si bien no son muchos, son necesarios para transitar por una economía más sólida.
Dado este contexto, y sin buscar el rumbo que teníamos hace unos años, con la economía trazada de dólar planchado, inflación del 6 % anual y un importante superávit fiscal, seguramente vemos que, en el corto plazo, la economía como está hoy es poco sostenible y se necesitan cambios cuanto antes para estabilizarla.
Cuanto más tarde se realicen, peor será para todos. Por estos motivos, el oficialismo o el gobierno que asuma en octubre, tendrá que hacer importantes ajustes para estabilizar una economía que, hoy, se encuentra en alerta y sin miras a cambiar de rumbo para que la Argentina crezca sin sobresaltos.
Asesor financiero bursátil
Director fundador de Think Business
thinkbusiness.asesoramiento@gmail.com
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